martes, 3 de febrero de 2009

Fotos y textos: Yuri Hooker Mantilla

El Día martes 2 de diciembre iniciamos viaje hacia San Juan de Marcona, pasando nuevamente por los valles camaroneros y por los interminables desiertos


Pasando el pueblo fantasma de Tanaka (solo hay gente en verano), la ruta nos regalo un extraordinario atardecer sobre las dunas del desierto...

no puedo dejar de mirar por un largo rato la inmensidad del arenal, ver mi sombra agónica sobre el desierto, al sol siendo vencido por las sombras…

Por la noche llegamos al pueblo de San Juan de Marcona, donde la gran mayoría de personas trabajan en las minas de hierro, los otros se dedican a la pesca. La productividad del mar no deja de sorprender y observamos, como en otros puertos, grandes volúmenes de pesca capturada por la pequeña flota artesanal.
En el hotel nos esperaban las colegas brasileñas Gisele Lobo, esposa de Eduardo Hajdu, y Fernanda Azevedo, especialista en esponjas calcáreas. Eduardo recién nos alcanzará en Paracas. Manuel, nuestro alumno, aun nos acompaña.

Punta San Juan es uno de mis lugares favoritos de buceo en el sur, por estar relativamente cerca de Lima (donde lamentablemente vivo), sus aguas generalmente calmas y transparentes y sus formidables praderas de Macrocystis que, lamentablemente, durante este viaje las encontramos muy afectadas por la sobreexplotacion ocurrida.
El paisaje de sus bahías y ensenadas es extraordinario…

Durante las expediciones estamos condenados a llenar los tanques de buceo lo más lejos posible de la población pues el compresor produce un tremendo ruido. En Marcona el borde del acantilado fue un buen lugar para hacerlo, pero durante el día el sol era calcinante. Ver a Gisele oculta bajo la camioneta.

Como nunca lo vi antes, el agua dentro de la bahía estaba muy turbia, la razón la veríamos un par de días después al salir a mar abierto donde el tiempo era muy malo, con mucho oleaje y viento.
Aun así, el buceo fue productivo. Lo más llamativo fue una Cliona cf. chilensis de 1 metro de longitud!

detalle de otro espécimen de Cliona…


y las “tajadas” obtenidas del espécimen que serán depositadas en los museos de las instituciones participantes. Hay que recordar que un espécimen de esponja que es seccionado, regenerará rápidamente la parte perdida. Muy rara vez se extrae al espécimen completo (solo cuando es muy pequeño) por lo que es probable volver a encontrar a la esponja regenerada después de un tiempo.

El jueves 4 de diciembre no buceamos pues se tenía planificado trabajar en el intermareal. Con el permiso que teníamos, otorgado por Proabonos, nos dirigimos a la Reserva Guanera de Punta San Juan donde el amable guardián nos llevo a conocer rápidamente la fabulosa fauna marina, conformada por miles de lobos marinos, guanays y pingüinos (aquí está la mayor población del pingüino de Humboldt), animales que están protegidos gracias a los esfuerzos de Proabonos y del grupo de investigación de Patricia Majluf que tienen años estudiando el lugar.


Pero como lo nuestro es el agua, ahí fuimos. Trabajamos las orillas frente a la guardianía, donde la marea baja y lo calmo del mar nos permitió buscar y encontrar una diversidad importante de esponjas…



… algunas muy particulares como esta pequeña calcárea Sycon

Luego escuchamos las anécdotas contadas por el guardian de Proabonos en sus andanzas por las islas y puntas guaneras…

y nos despedimos dejando algunas palabras en su poco usado “libro de visitas”. Gracias por el apoyo!!
Por la noche, llenamos tanques en el mismo lugar del día anterior (ahora hacia frio!) y usamos la camioneta como laboratorio de campo para procesar las muestras, operaciones que nos llevan unas 4 o 5 horas diarias.

El viernes 5, nuestro último día de buceo, teníamos que hacer el mayor esfuerzo para obtener una muestra representativa de la diversidad de esponjas de mar abierto. Teníamos la esperanza que el mar estuviese más calmado… pero estaba peor.
Philippe fue vencido por las olas y termino medio desmayado en el piso de la lancha, así que era el momento que Manuel probara que tan buen buzo podía ser… y lo hizo muy bien a pesar de su poca experiencia.
El lugar elegido fue el llamado islote El Avion, nadie sabe porque se llama asi… pero lo que puedo asegurar es que nos hizo volar todo el tiempo!!, las grandes olas barrían constantemente el lugar y era casi imposible estabilizarse bajo el agua para seguir todo el proceso de colecta, por lo que fuimos hasta el fondo (a 28 metros) para buscar menos oleaje… la situación no era muy distinta, pero encontramos esponjas muy interesantes.

… como esta Demospongia que nunca vimos en otro lugar…



Y claro, siempre algunos animalitos llenando de color nuestras vidas…

El segundo punto de muestreo fueron los islotes llamados “La Baja”, un lugar excelente para bucear por tener un barco hundido totalmente destruido, con muchos refugios para fauna… pero con el mar agitado es un peligro. Los hierros del buque han sido corroídos por el mar y muchos de ellos salen del suelo como gigantes agujas. El oleaje nos arrastraba de ida y vuelta entre las agujas y los hierros retorcidos, pudiendo atravesar nuestro traje seco (carísimo!!) o nuestra piel, un poco más maltratada, pero no por eso exenta de sentir dolor.

A pesar de eso, las esponjas estaban… y muchas, como en esta cueva donde todo el techo esta tapizado por una esponja que cubre más de 2 metros de superficie!

Además arrancamos algas en cuyas bases crecían esponjas y, sobre sus frondas, se encontraron los caprélidos que tanto gustan a Manuel. Estaba feliz!

Una vez más había llegado la hora de partir, el número de esponjas encontrado hasta el momento era más de lo esperado y Paracas, nuestro siguiente punto de estudio, nos llenaba de esperanzas de obtener una gran diversidad… hacia allá vamos!





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